Nota del PT: TRF-4 persigue a Lula, desafía al STF y desacredita a la Justicia
El Partido de los Trabajadores luchará sin descanso para que se haga justicia verdadera y para que el país redescubra la plenitud del estado democrático de derecho
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La 8ª Sala del Tribunal Regional Federal de la 4ª. Región (TRF-4) ha actuado hoy (27) no como una corte de Justicia, sino como un pelotón de fusilamiento contra el expresidente Lula. Además de haber ignorado las nulidades de la causa concerniente a la casa de campo en Atibaia y de haber arreglado previamente, una vez más, el aumento de la sentencia injusta, dicha Sala desacató abiertamente al Supremo Tribunal Federal, en un verdadero motín contra la jerarquía del Poder Judicial y contra el orden constitucional democrático del país.
La 8ª Sala hizo algo peor que desobedecer a la decisión del STF sobre el orden de las alegaciones finales, que garantiza al reo el derecho de hablar por último, so pena de nulidad del proceso. El relator Gebran Neto simplemente juzgó y condenó al STF, alegando que la Corte Suprema habría creado indebidamente una nueva norma jurídica. Y osó además normalizar la decisión del STF, decidiendo que solo valdrá para el futuro, en una clara invasión de competencia.
El fallo de esta tarde confirma el total descrédito en el que ha lanzado al sistema judicial brasileño la Operación Lava Jato y sus principais operadores: Sérgio Moro y los fiscales de Curitiba, los miembros de la 8ª Sala y el Ministerio Público de la 4ª Región. Para juzgar a Lula, tan solo 19 días después de que salió de prisión, han atropellado a 1.941 otros recursos similares que estaban delante. Sin el fundamento de los hechos, de la ley o del Derecho, han recurrido a la manipulación de argumentos políticos, sin ningún disimulo, en lugar de enfrentar el debate jurídico.
El objetivo siempre ha estado claro, desde el inicio de esa farsa judicial: se trata de impedir al expresidente Lula de ejercer la libertad y su derecho de participar del proceso político brasileño. Se trata de mandar a Lula de vuelta a la cárcel, sin crimen, sin culpa, sin pruebas. Se trata de imponer por la fuerza la supremacía de la Lava Jato sobre el orden jurídico, sobre las instituciones de la República. Se trata de someter el país al arbitrio de un grupo político-ideológico que desprecia al Estado democrático de derecho.
La decisión atiende al inconformismo del gobierno de extrema derecha, de sectores de la prensa y del sistema judicial, por el reconocimiento, por parte del STF, del derecho de Lula a recurrir en libertad a la sentencia injusta e ilegal acerca del tríplex. Está en sintonía con las presiones para que el Congreso altere una cláusula pétrea de la Constitución. A partir de hoy no es posible esconder más que el proyecto legislativo de prisión en segunda instancia es, de hecho, el proyecto de la prisión política de Lula.
Nunca ha estado más claro el miedo que tienen ellos de Lula libre, hablándole al pueblo brasileño como siempre lo ha hecho. Por eso han rechazado las evidentes nulidades de la sentencia que condenó al expresidente: la falta de juez natural, el copiar-y-pegar de la jueza Gabriela Hardt, el cercenamiento de la defensa, las pruebas de inocencia. Por eso redoblaron la apuesta a la mentira, llegando al cinismo de adjudicar a Lula la elección de Bolsonaro y el ascenso del terraplanismo.
Mientras prevalezcan los juicios de excepción y las condenas políticas, como hemos visto esta tarde, el Poder Judicial brasileño cargará la mancha del descrédito. Ese es el precio que paga Brasil por el sentimiento de odio y venganza de los que persiguen al expresidente Lula.
El Partido de los Trabajadores luchará sin tregua para que la verdadera justicia se haga y para que el país reencuentre la plenitud del Estado democrático de derecho.
Gleisi Hoffmann, presidenta de la Dirección Nacional del PT
Paulo Pimenta, líder del PT en la Cámara de Diputados
Humberto Costa, líder del PT en el Senado Federal
Brasilia, 27 de noviembre de 2019